En 1959, con “El laberinto de la soledad”, Octavio Paz, famoso poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano toca un tema ya interesante y, a veces, preocupante (Ve el enlace para descubrir cortos pasajes de su libro). Su visión de la soledad, la “dialéctica de la soledad” como la llamamos, y su testimonio fue muy criticada por sus contemporáneos.
Para los que quieren conocer a Octavio Paz, su manera de pensar y de ver la sociedad, os proponemos un breve análisis de su texto a través 18 puntos que resumen sus principales ideas.
ü La soledad es sentirse solos y estar solos
ü Nuestra sensación de vivir se expresa como separación y ruptura, es decir, como soledad. Sentirse solos es tener conciencia de sí y en un deseo de salir de sí. Esto es, saberse solos significa reconocer que no queremos estar solos.
ü Nacer y morir son experiencias de soledad. En efecto, nada tan grave como esa primera inmersión en la soledad que es el nacer, si no es esa otra caída en lo desconocido que es el morir.
ü El amor expresa nuestro deseo de comunión, de cancelación de la soledad (de fusión de vida y muerte).
ü El amor es libre elección, pero en nuestra sociedad la elección amorosa es imposible.
ü La sociedad confunde el amor con el matrimonio, como una unión para crear hijos.
ü La protección al matrimonio implica la persecución del amor y la tolerancia de a prostitución, cuando no su cultivo oficial. En una sociedad en que todos pudieran elegir, el divorcio sería un anacronismo o una singularidad, como la prostitución, la promiscuidad o el adulterio.
ü La sociedad es un organismo que padece la extraña necesidad de justificar sus fines y apetitos.
ü El doble significado de la soledad —ruptura con un mundo y tentativa por crear otro— se manifiesta en nuestra concepción de héroes, santos y redentores.
ü El culto rehace los vínculos sociales y sagrados.
ü La conciencia de la culpa, de la soledad y la expiación juegan un rol muy importante en la constitución de los ritos religiosos.
ü El sentimiento de soledad, nostalgia de un cuerpo del que fuimos arrancados, es nostalgia de espacio. Casi todos los ritos de fundación, de ciudades o de mansiones, aluden a la búsqueda de ese centro sagrado del que fuimos expulsados.
ü El mito del Laberinto se inserta en este grupo de creencias.
ü El hombre contemporáneo ha racionalizado los Mitos, pero no ha podido destruirlos.
ü El hombre moderno tiene la pretensión de pensar despierto.
La soledad en las etapas de vida:
ü El niño por virtud del lenguaje crea un mundo a su imagen y resuelve su soledad.
ü La adolescencia es otro período de soledad que se cancela a través de los grandes amores, del heroísmo y del sacrificio.
ü La madurez no es época de soledad porque el hombre se olvida de sí en el trabajo, en la creación o en la construcción de objetos, ideas e instituciones.